miércoles, 29 de mayo de 2013


"Tu cuerpo es un campo de batalla"

Bárbara Kruger es una de las artistas conceptuales que admiro profundamente. Con sólo una imagen y algunas palabras como: Tu mirada golpea mí mejilla, es capaz de dar una patada a siglos de dominación masculina.
"Your body is a battleground", fue diseñado en un principio para apoyar el derecho al aborto. Por un lado denuncia la búsqueda de la mujer de "ser completa" tal y como la mentalidad patriarcal lo impone y por otro reclama el derecho de la mujer sobre su propio cuerpo, un cuerpo real y vivido.
El feminismo ha regresado para vengarse del mundo del arte.
La historia del arte a situado al sujeto masculino en el centro mismo de la visión- es el que tiene el poder de mirar y reconocer-
El feminismo siempre ha intentado desarticular a ese sujeto interviniendo directamente sobre esa mirada centralizada.
El fuerte de la labor comenzó a partir de los años setenta de la mano de artistas, teóricas y activistas mujeres que lograron abrir la puerta hacia temas relacionados con políticas de identidad y minorías sociales.
Recabaron así sobre la tentativa de cambiar la historia, lo legítimo, los focos y lugares de producción, la visión de la mujer, así como sus representaciones en el arte tradicional.
Surgieron interrogantes tales como ¿Por qué no ha habido mujeres artistas de la talla de Miguel Ángel, Rembrandt o Picasso? ¿Por qué en la historia del arte occidental, hasta bien entrado el siglo XX, prácticamente no hay mujeres "innovadoras" o "exitosas"? ¿Por qué no se recuerdan mujeres artistas "geniales"? ¿Por qué la mayoría de las mujeres artistas vivieron a la sombra de sus maridos, amantes o mentores artistas?
Las respuestas llegaron con la conclusión de que durante prácticamente toda la historia de la humanidad el hombre había construido el mundo social, intelectual, artístico y religioso a su imagen y semejanza, dado que ellos detentaban el poder en la mayoría de los ámbitos de la vida. En este sistema centrado en los hombres, las mujeres habían tenido muy pocas oportunidades de desarrollar sus capacidades con el mismo alcance que los varones.
Así, en el campo artístico, la enorme mayoría de las obras las producían los hombres, para un público masculino y con mensajes que reflejaban sus sueños, sus expectativas y sus fobias.
Además, aunque el acceso de mujeres al estudio formal del arte no estaba prohibido, había políticas que de hecho limitaban su desarrollo profesional.
A través del arte, las feministas intentaron liberar a las mujeres de imágenes y actitudes negativas acerca de la anatomía y fisiología femeninas. Trataron temas tabú como el sentimiento ante la menstruación  y representaron imágenes realistas o simbólicas de vaginas, senos y otras partes de la anatomía que hasta entonces habían sido un "objeto" de la cosmovisión masculina.
 Celebraron el cuerpo femenino y su poder biológico, queriendo liberarlo de las exigencias sociales impuestas sobre él, de ser un objeto sexual o maternal, de ser perfectas según los estándares masculinos y cumplir con las exigencias de la moda; hicieron sus experiencias corporales un tema artístico para abstraer el cuerpo de la mujer de la mirada masculina y sus exigencias.
En sus palabras, pretendían "descolonizar el cuerpo femenino".
 Como objetivo;  se propusieron cambiar el cuerpo de objeto pasivo a agente comunicativo, creando imágenes corporales para un público femenino, reconociendo que la "feminidad" es una construcción social y por lo tanto no es una realidad estable.
En la década de los noventa, la escritora Naomi Wolf,  consiguió fama internacional con su  libro “El mito de la belleza”, en él argumenta una interesante teoría acerca del concepto de "belleza" como un valor normativo, que es construido por completo socialmente y que el patriarcado determina el contenido de esa construcción con el objetivo de reproducir su hegemonía. Critica  la moda y las industrias de belleza como instrumentos de explotación de la mujer.
La “belleza” es un modelo cambiario. Como cualquier economía, está determinada por la política, y en la era moderna occidental es el último y el mejor sistema de creencias que mantienen intacta la dominación masculina.
Las neurosis modernas del cuerpo femenino comenzaron a extenderse entre las mujeres como una epidemia, lenta e imperceptiblemente, sin que nos demos cuenta de la verdadera fuerza de la erosión que está minando el terreno que las mujeres habían ganado a través de una larga, dura y honorable batalla.
El mito actual de belleza es más pernicioso que cualquier otra mística de la femineidad. Hace un siglo, la Nora de Ibsen cerraba la puerta de su casa de muñecas; hace una generación, las mujeres le dieron la espalda al paraíso consumista del hogar repleto de electrodomésticos; pero en donde las mujeres nos encontramos atrapadas ahora no hay puerta que cerrar. Los estragos contemporáneos de este contragolpe están destruyendo físicamente y psicológicamente a las mujeres. Para liberarnos del peso muerto que una vez más se ha hecho la femineidad, lo primero que necesitamos las mujeres, no son ni votos ni manifestantes ni pancartas sino abrir los ojos para VERNOS.
Y es desde el arte el esfuerzo más dedicado en tratar de desenmascarar esta trampa solapada, haciendo hincapié en mostrar el cuerpo y el sexo con una total y absoluta libertad de prejuicios, orientado a una fase más existencial; en donde los principales temas planteados sean la identidad múltiple y la mascarada,  la biografía, la narratividad, y el desarrollo de nuevas formas expresivas que exhiban abiertamente la identidad y las  experiencias.
Nuevamente, el cuerpo femenino manifiesta el deseo de subvertir los códigos, deconstruyendo todas las construcciones y minando desde adentro los convencionalismos aún reinantes y lo hace con la certeza que el elemento subversivo más potente que existe consiste en mantenernos de pie. Siempre de pie.

 Imagen: "Your body is a battleground" de Bárbara Kruger, 1989
Comparto un link con algunas obras de ésta gran artista:  http://www.tumblr.com/tagged/barbara%20kruger

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